
ENTRENADOR 10 PARA EL MÁXIMO RENDIMIENTO
A veces se tiende a creer que el éxito o el fracaso en el deporte depende únicamente del rendimiento de los individuos. Ello es demasiado simple. El resultado final es el producto terminado de una relación entre los deportistas consigo mismos y con su entorno.
En otros artículos de este blog hemos hablado de cómo relacionarse el deportista consigo mismo. En éste vamos a hablar de un elemento del entorno que juega un papel primordial y no es otro que el/la entrenador/a, pues en ellos recae la mayoría de las decisiones en cuanto a la hoja de ruta de los deportistas tanto a nivel de entrenamiento individual o de equipos. Son ellos quienes deciden en la mayoría de casos entre las distintas alternativas como la participación en un torneo, el estilo de juego, la presencia de medios en los entrenos o la introducción de nuevos elementos en el cuerpo técnico como simples anécdotas a comentar. El profesionalismo que se exige del entrenador, las calificaciones requeridas para ejercer su profesión ha acentuado su estatus y su influencia en los resultados.
El entrenador “no hace milagros”, cierto, ahora bien interviene sobremanera en los parámetros del rendimiento. Cualquiera que entienda que su labor no pasa más allá de impartir una serie de instrucciones técnicas, preparar físicamente y establecer la táctica de juego, se está quedando muy atrás con respecto a la evolución que el rendimiento y la competición requieren.
Las tres piezas fundamentales que exigen una nota alta y que son paralelas a su capacitación técnico-táctica son el liderazgo, la gestión del equipo y la comunicación.
- Liderazgo: Tanto en entrenamientos individuales como colectivos se exige que el entrenador sea un líder que acompañe, otorgue herramientas, visione posibilidades de rendimiento, tome decisiones y haga sentir a los deportistas que tienen una persona que piensa como ellos, que va por delante en las acciones y que ve el futuro con motivación. El entrenador fomentará el autoliderazgo en los mismos atletas, de manera que estos vayan adquiriendo las cualidades necesarias para redirigir sus posiciones, establecer sus propios objetivos motivantes y desarrollar acciones en el camino hacia el éxito. En los equipos deportivos esta parte es fundamental, ya que la generación de líderes en los vestuarios multiplica exponencialmente el rendimiento del grupo.
- Gestión del equipo: Por equipo entendemos no solo a deportes colectivos sino también a aquellos donde, ejemplo el tenis, se requiere de la presencia de un grupo de trabajo detrás del deportista.
- En Equipos de trabajo. Para que el profesional que compite pueda estar focalizado 100% en su preparación, el entrenador asumirá ser el referente máximo dentro del grupo de trabajo derivando en él todas las decisiones de compromiso finales. Por tanto el entrenador no solo debe rodearse de los mejores en cada apartado: preparadores, psicólogos o coaches, fisios, recuperadores o analistas, sino que debe desarrollar las acciones necesarias para que las interacciones entre ellos aumenten la eficiencia de los entrenamientos y por ende de la competición. Los empoderará y los responsabilizará de tal forma que eleven su autoliderazgo y su toma de decisiones con respecto al trabajo en equipo.
- En Equipos deportivos. En el deporte actual se abre paso la figura del entrenador creativo en el ámbito humano, siendo aquel que busca las sinergias entre los líderes formales que hay en los vestuarios además de crear el liderazgo informal en el resto de componentes. Para ello utilizará tareas que premien en ejercicios y entrenamientos la posibilidad de diferentes soluciones y en la que se potencie la colaboración mezclado todo ello con situaciones de estrés que son probables sucedan en los partidos.
- Comunicación: Para desarrollar el liderazgo y la gestión de los equipos de una forma eficaz y con resultados precisos se hace necesaria una comunicación eficiente. No cabe duda que es el entrenador quien se sitúa en el primer escalón de este parámetro.
Las técnicas que emanan del coaching permiten tener una relación con el deportista que provee la máxima información de cómo se siente, que necesita, cuáles son sus sensaciones competitivas o como entiende que debe acelerar o asentar su proceso de entrenamiento. En estas herramientas de comunicación en coaching la escucha activa, la presencia, la empatía y la asertividad son los ítems perfectos para que la comunicación sea del todo fluida.
Con el resto del equipo externo de trabajo o entre los profesionales que componen los equipos se fortalecerá los diálogos constructivos, la puesta en valor de aquellas acciones que han generado crecimiento y el debate sobre las decisiones a tomar que requieren de consenso y puesta en común de lo mejor de cada uno.
El entrenador ya no es aquel que fichado por un club o deportista, acudía solo y se encargaba de todo lo relacionado con el entrenamiento. El presente y sobre todo el futuro más inmediato requieren equipos de trabajo liderados por ese profesional que tenga las herramientas necesarias para acompañar al deportista, gestionar de forma eficaz los equipos y desarrollar canales de comunicación donde esta fluya de manera eficiente hacia el máximo rendimiento. Estas herramientas la proporcionan la formación en coaching para un mejor entendimiento del capital humano.