
MÁS RÁPIDO, MÁS ALTO, MÁS FUERTE, Y SOBRE TODO…
Más rápido, más alto y más fuerte son palabras del Barón de Coubertain en la apertura de los Primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna. Así comienza el reciente artículo “El cuerpo al límite” publicado en la revista National Geographic de Julio donde podemos encontrar un estudio de cómo el límite de competitividad y marcas a nivel individual en el deporte ha evolucionado en el último siglo. Nos narra como la ciencia y la tecnología han ido explorando el rendimiento humano poniendo al límite el cuerpo de los deportistas para conseguir mejores marca e hitos universales.
Recuerdo allá por los años 90 fijarme en directo o a través de los canales televisivos que en aquellas fechas existían, como los diferentes equipos deportivos eran dirigidos por una sola persona, entrenador o entrenadora, y como mucho algún ayudante más que hacía las veces de preparador físico. Era precisamente este trabajo físico el que predominaba en los entrenamientos con enormes cargas de trabajo que se entendía te llevaban a la diferenciación del resto y junto al talento a marcar la diferencia.
Con el avance de la tecnología y de la ciencia todos los deportes se han ido adaptando a esa nueva ayuda que nos proporcionan. El estudio fisiológico al detalle de cada deportista individual, el análisis de datos al instante del desarrollo de cualquier partido de equipo, la preparación milimétrica de una etapa ciclista o el entrenamiento detallado en una pequeña acción para mejorar la marca en natación se han abierto paso para proveer al deportista de múltiples herramientas que lo hagan mejorar.
Nutricionistas, mecánicos, fisiólogos, médicos deportivos, ingenieros, jefes de prensa, representantes, preparadores físicos, recuperadores, entrenador, traductores, y otros muchos más son parte de la cohorte que ahora acompañan a los equipos y deportistas individuales durante todo el año en entrenamientos y competiciones. Todo ello está haciendo que las marcas, los resultados y el espectáculo sean de enorme vistosidad para el espectador.
¿Y qué pasa con los deportistas? Es tanta la expectación generada a su alrededor sobre lo que pueden alcanzar, el margen de mejora, los posibles records, el dinero que genera su imagen o las metas propuestas, que muchas veces caen en auténticas depresiones. Casos como el de Novak Djokovic al ganar Roland Garros por primera vez, André Gomes tras su fichaje por el F.C. Barcelona o Sergio García tras ganar el Máster de Augusta, son solo algunos ejemplos reconocidos de deportistas a los que la presión excesiva desarrollada por todos los medios y las expectativas puestas a su alrededor les ha llevado de la cima a sima.
Es por ello que el principal trabajo que podemos y debemos hacer con el deportista y los equipos es proporcionarles las herramientas necesarias para conocerse interiormente, autoliderarse en su desarrollo tomando las decisiones que vayan en congruencia con sus valores y las metas propuestas, así como desarrollar las habilidades mentales necesarias para poner en práctica todo los mecanismos que la tecnología y la ciencia con sus profesionales al mando ponen a su disposición. De esa manera el deportista crecerá de forma inteligente disfrutando de su desarrollo y no solo mirando el futuro de una meta, una competición o un posible record, que una vez conseguidos o no puedan predisponerles a sentir un vacio interior.
Es tan importante la preparación mental del deportista como el liderazgo en consonancia con todo lo anterior de los entrenadores, colaboradores y entorno de los profesionales y equipos.
Como termina el artículo de National Geographic comentado al principio y que articula mente y cuerpo “Ese es el camino de los próximos 30 años: como entrenar la mente igual que entrenamos el cuerpo. De ahí van a salir las próximas revoluciones”.